Ahora van a buscar votantes al estado vecino
A Yucatán lo odia el PRI. Desde 1967, cuando Mérida decidió darse un verdadero presidente municipal, en el centro priísta del momento voltearon a ver al estado de las piedras calientes y la planta de la fibra dura regalada a otros países desde aquí mismo. "¡Se están rebelando!" Exclamaron los locales. "¡Hay que darles un escarmiento!" Así, el escarmiento inicial fue el envío del triste ser humano, encarnación del PRI en toda su historia, llamado Alfonso Martínez Domínguez. Era de Monterrey. Se le encargó venir a Yucatán y regañar a los yucatecos. Llamarles la atención porque habían osado elegir libremente un alcalde y se disponían a colocar a ese alcalde como gobernador. Hacía 1 sexenio que dejaban mal a Loret de Mola. " Aún no era necesario" , pensaban los de arriba. No es el momento de Loret y quizás nunca lo sea, comentaban los jerarcas desde la ciudad azteca. El tío Carlos se la pasaba esperando la llamada que finalmente no le tocó a él, sino a Torres