«Me da la gana de ser apolítico»
Pueden imaginarse que no fue un diálogo fácil. —No me interesa la política y tengo derecho a que no me interese. Y no voto nunca. No voy a votar jamás. Todo me parece una farsa. Todos esos que se llaman políticos, sean mujeres u hombres, son farsantes, mentirosos y megalómanos. Se meten a politiquear porque añoran poder, mandar, tener fuerza bajo sus órdenes. No confío en ellos. Me es difícil combatir alguna parte de ese discurso. Quien habla ha generalizado: todos son megalómanos ; persiguen poder por deseos de dominar a sus congéneres, de sacar provecho de sus puestos. —Realmente, ¿te parece que son iguales todos? ¿Te parece que han obtenido resultados idénticos? ¿No ves grandes y marcadas diferencias entre cómo administran estos y cómo lo hacen aquellos? ¿De verdad estás diciendo que "son iguales"? —mi afán era solo hacerle ver que estaba generalizando y siendo injusto. —Basura, todos. Me da igual. Toma a cualquiera: son mentirosos, son porquería. Estos, aquellos, son igua