El electorado de las excepciones

Durante el siglo 20, cuando en el país mexicano se comenzó a experimentar con la cuestión electoral, el electorado mantuvo por 71 años a regímenes compuestos por grupos que se consideraban merecedores de temporadas en el poder. Al terminar cada grupo su sexenio, el electorado volvía a votar por el siguiente grupo, con el argumento de que "había muchos malos, corruptos y ladrones, pero las excepciones buenas permitían volver a aceptar al nuevo grupo bajo las mismas siglas".

Así llegamos a la revolución de régimen del año 2000. Fue una revolución también para el electorado, que comenzó a actuar en forma diferente, pero siempre en base a las excepciones.

El régimen de Yucatán 2001-2007 es un ejemplo claro de la mentalidad de las excepciones que se mantuvo en el electorado mexicano, pero al revés. Durante los 71 años tricolores, se votaba otra vez la misma opción basándose en las "excepciones buenas". En Yucatán, en el 2007, se votó por las excepciones, pero esta vez en base a las excepciones malas. El electorado razonó en forma totalmente diferente y castigó a los azules por las excepciones malas que tuvieron.

Y estas excepciones malas tuvieron, además, dos matices radicalmente diferentes. Por un lado, las excepciones malas reales. Sí, fueron fallas graves de un mínimo de funcionarios que probablemente habrían hecho lo mismo dentro de la tricolorería. Pero por otro lado, se dieron las excepciones malas percibidas, aunque no efectivamente sustentadas en hechos reales, sino más bien en maledicencia mediática sin control.

"Sin control", porque durante los 71 años de la tricolorería ininterrumpida, hubo control mediático. Y es muy diferente lo que se logra, mediáticamente, cuando hay control sobre lo que se dice y se comenta públicamente y cuando no lo hay. Muy diferente. Es ingenuidad pensar que "es lo mismo". Esos 71 años fueron también el tiempo en que el diario más antiguo de Yucatán, en forma sistemática demostró o trató de hacerlo, todos y cada uno de los trucos tricolores en el gobierno y en el sistema electoral. Ese mismo diario, con la azulada en el poder, rebuscó y logró poner en primera fila las excepciones malas.

El electorado votó el 20 de mayo basado en las excepciones malas (y no en las buenas, como lo hizo durante la era tricolor pura). Lo que no cambió es: 1) el concepto de excepción y 2) el número de las mismas. Antes había pocas excepciones buenas y en la actualidad, hay pocas excepciones malas. Ojalá que la tricolorada moderna también se limite a excepciones malas.

Y para que los ciudadanos tengamos la seguridad de que se harán las cosas buscando el mínimo de excepciones malas posibles, nos atrevemos a solicitar que algunos ciudadanos "de la foto" no sean parte del gobierno. Hay elementos con experiencias positivas: Manolo Ríos R., Cleominio Zoreda C., Beatriz Solís, Alice García G. de Ortiz, Pilar Larrea de P., etc. Pero hay potenciales modernas excepciones que es mejor cuidar y dejar fuera de la foto de la estructura histórica final: Rafael Acosta Solís, Luis Evia Jiménez. Recuérdese con cuidado que actualmente el electorado vota en contra basado en las excepciones malas.

¿O será que sólo vota así cuando se trata de la azulada? Ahí tiene, ciudadana Ortega Pacheco, una ventaja anticipada: saber que actualmente se vota según las excepciones malas, es saber algo que los que la antecedieron no supieron. Una sola excepción mala puede hacer la diferencia.

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