¿Es el espíritu o es el cerebro?
Son dos visiones encontradas, muy difíciles de reconciliar. Unos ven la vida como un paso temporal, otros, la minoría, ven la vida como una oportunidad única.
Los que ven la vida humana como un un paso temporal, tienen la creencia de que el cuerpo humano no es capaz de generar lo que la persona siente. Ellos dicen que la capacidad de pensar y razonar que tiene el humano, de sentir tristeza y alegría, no puede provenir del cuerpo, sino que tiene que tener su origen en algo que está por encima del cuerpo y que es realmente independiente del cuerpo, pero por la temporalidad de la existencia humana, se encuentra adscrita a un cuerpo. Dicen que no es la mente, no es la inteligencia, no es la memoria. No es nada de eso, sino que es el espíritu, que llaman también alma. Dicen, además, que se trata de una entidad eterna, que es Única en el Universo, en todas las dimensiones.
Los otros, una minoría que crece muy lentamente en proporción, pero que sí crece poco a poco, está convencida de que la vida humana es el resultado de muchos acontecimientos que se fueron dando a lo largo de miles de millones de años, al igual que las demás especies de seres vivos que podemos observar en el planeta Tierra. En opinión de estos, tú debes vivir la vida con intensidad porque es una oportunidad única, imposible de repetir —por lo menos con la tecnología de hoy— y que debes apreciar el acto de vivir como algo de gran valor, como lo de más valor que realmente posees, por encima de cualquier riqueza relativa que logres dentro de tu entorno socio-cultural-económico.
En tanto que los creyentes en el alma dicen que debes ser bueno porque si no eres bueno, vas a sufrir en alguna forma para pagar lo que hayas hecho malo, los que consideran la vida como una simple oportunidad única, te dicen que debemos promover la ética entre los humanos y enseñar que debemos siempre buscar actuar de tal manera que hagamos por nosotros mismos y por los demás, lo mismo que quisiéramos que los demás hagan.
En tanto que los primeros consideran que las diferencias son asunto relacionado con la predeterminación del universo, los segundos consideran que las diferencias son imperfecciones de las estructuras socio-culturales y que podemos, todos juntos, perseguir que sean perfeccionadas.
Los primeros creen que las reglas de las sociedades son dogmas o enseñanzas que nos llegaron a los humanos de otras dimensiones y por eso debemos seguirlas. Los otros, la minoría, cree saber con certeza que todas las leyes socio-culturales y económicas son creaciones humanas, sujetas a ser perfeccionadas hasta lograr grupos humanos equilibrados, en los que la incertidumbre sea compartida por todos y no pueda existir una situación en la que a algunos les toca algo que a otros ¡no les alcanzó!
Los primeros ven la ciencia como algo en lo que no se tiene que confiar mucho. Los segundos ven la ciencia como el camino del conocimiento positivo, ese conocimiento que, en un momento dado, todos pueden compartir y percibir en forma idéntica, según los instrumentos tecnológicos con que se cuente en cada etapa de desarrollo científico.
Los primeros tienden a proclamar que la ciencia está llena de falsedades y que se contradice muchas veces. Los segundos creen saber con certeza que la ciencia es un camino de conocimiento que se perfecciona conforme avanza y, por lo tanto, algo que antes se pensaba que ya se había entendido, posteriormente, con nueva tecnología para observarlo, se perfecciona; entonces, el conocimiento y la teoría se modifican.
Tú, ¿en qué parte de estas graves divisiones de la humanidad te encuentras? ¿Perteneces a la minoría que piensa que la vida es una oportunidad única y que lo que sea que hagamos en ella es, finalmente, responsabilidad exclusiva de los humanos? O crees tú, más bien, que la vida es un estado temporal de existencia para probar que tú, tu ser verdadero —tu alma— evolucione hacia niveles superiores con el paso por la experiencia durante la cual estás incrustado en un cuerpo material que funciona en base a leyes físico-químicas.
¿En dónde te encuentras tú? ¿Qué es lo que crees?
Algunos afirman que saben, otros solo declaran que creen. Otros afirman que creen en base a evidencia que han tenido la oportunidad de experimentar.
Lo cierto al caso es que la condición humana en alguna forma genera grandes cantidades de personas —hoy somos 7 mil 400 millones— la mayoría de las cuales tiene un nivel de sufrimiento muy elevado, en tanto que la gran mayoría, con o sin sufrimiento, vive con un sentimiento de incertidumbre constante tal, que debe invertir una gran cantidad de su energía existencial en tratar de convencerse de que todo va a salir bien.
La evidencia científica hoy parece indicar que desde el momento en que aparecimos los primeros humanos —hace 220 mil años— pasaron 150 mil años durante los cuales todos nuestros ancestros vivían en un hábitat que les proveía alimento y aposento sin que nadie tuviera que trabajarlo. Entonces vino una catástrofe natural, hace unos 70 mil años —un volcán que lanzó cenizas, matando el hábitat que habían disfrutado nuestros ancestros. Fue entonces que unos cuantos, un puñado muy pequeño, tuvo que encontrar la manera de sobrevivir.
Lo que vemos hoy es el resultado del éxito que el camino escogido logró. Porque de ser un puñado de individuos —menos de 1000— a ser 7 mil 400 millones hoy, no se le puede llamar sino éxito rotundo —en cuanto a capacidad de sobrevivir en un hábitat totalmente controlado por el conocimiento humano. Pero, ¿a qué costo?
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