#YoSoy132 se manifiesta agresivamente contra Enrique Peña Nieta

Enrique Peña Nieto, el nuevo presidente: en paz en el congreso, guerra afuera

Se acabaron 12 años durante los cuales México se convirtió de un país de la simulación, en un país de realismo. Hoy, el presidente que fue elegido el día 1 de julio de 2012 —evento al cual este servidor llamó “masacre electoral”— ha tomado posesión. La política actuó a favor de una toma de protesta dentro del recinto legislativo, al cual, incluso, se le permitió entrar civilizadamente a Felipe Calderón, el ex-presidente.

Pero en la calle las cosas fueron muy diferentes. Hace 6 años en las calles hubo protestas molestas, sí, pero pacíficas. Este primero de diciembre, en el congreso hubo civilidad, pero en las calles, hubo desmanes, manifestaciones hostiles, agresivas, violentas, como se puede ver en videos y fotos que hemos puesto en nuestras notas.

Son ciertas dos premisas: 1) que ganó de nuevo “el centro-izquierda” político (los manifestantes querían ver un gobierno clasificado en la “izquierda”); 2) que la forma en que ganó dependió de un montaje mediático intenso, brutal, ante el cual lo realmente extraño es que solo haya conseguido 38.2 % del voto. En números absolutos, los comentaristas emocionados por su nuevo presidente, hablan de 3 millones de votos (de diferencia con la izquierda); lo dicen una y otra vez, así como una y otra vez se refieren de nuevo a “la gran oportunidad” que tiene el nuevo presidente de “sacar a México adelante”.

Enrique Peña Niego declaró, en algún momento, por allí, que él no es un gran orador. Sugirió que no se espere de él gran elocuencia en su lenguaje o en sus discursos. Y ya con la banda presidencial acomodada debajo de su saco y de pie frente al podio, se aventó un buen discurso. Los ojos del presidente no se concentraron en algún papel: no estaba leyendo —por lo menos, no con los ojos— lo que iba diciendo. Su dicción fue buena y el contenido del discurso fue creíble, aunque representa un grave y grande compromiso.

¿Fue de memoria el discurso? ¿Se le dictó? Si fue esto último, ya aprendió a ser un buen actor; le ha servido su actual esposa.

Nada de lo que propone —con algunas excepciones muy concretas— es diferente de lo que se ha venido haciendo y de lo que el modelo económico en uso promueve. De hecho, en forma especial y muy brevemente, envió a los mercados una señal muy importante (por si había algo de nerviosismo): la preparación de un presupuesto federal para 2013 con CERO DÉFICIT.

Carstens, el gobernador del Banco de México, declara en días recientes, que la clave para el crecimiento económico —le faltó “sustentable”— es el abatimiento de la inflación.

Y, ¿qué es la inflación? Nuevamente, debemos revisar este concepto para que nadie se quede con la duda. Se llama inflación al fenómeno monetario consistente en que entre los individuos de una sociedad, hay más dinero que bienes y/o servicios que se pueden comprar con el dinero circulante. Esto provoca carestía y un inminente aumento de precios.

La única forma de evitar que esto suceda es cuidando en todo momento que los bienes y servicios disponibles estén, por lo menos, en equilibrio con el dinero circulante.

Fueron los 12 años de panismo los que, en forma más cuidadosa, se mantuvo baja la inflación. Es realmente muy importante que este presidente, emanado del partido cuyos presidentes endeudaron a México y provocaron las inflaciones más ridículas a niveles internacionales, haya dicho que en 2013 —esperemos que lo haga para todos las años que sigan— se le enviará al congreso un presupuesto con cero déficit. Nos gusta el sonido de esa tonada: esperemos que así sea.

El problema que tiene Peña Nieto es la cantidad de gente que se apostará en su derredor para que se le cumpla lo que en el proceso electoral se le prometió: Resolverle su problema existencial. Cuando el gobierno se estriñe en esta etapa de “pago de favores”, comienzan las protestas fuertes. Así se separó del PRI lo que es ahora el PRD: cuando la repartición de bienes se hizo estridente, porque se buscaba entrar al modelo de acuerdo al cual no se puede depender de la impresión de billete que no tenga sustento en la producción.

Si analizamos esta situación, nos vamos a dar cuenta que el peligro de una soltura inflacionaria está latente, sobre todo considerando lo que pretende hacer Peña Nieto con el asunto de la educación. Desde luego que nos conviene a todos. Yo tengo fe en los panistas y debo pensar que ellos buscaron hacer algo exactamente en ese sentido. Peña Nieto pretende elevar a rango constitucional el asunto del procedimiento para que un maestro llegue a obtener un puesto protegido: ya no será el sindicato —léase, la “maestra” Gordillo— sino la Constitución la que dicte cómo se deberán hacer las cosas.

Obvio, elevar a rango constitucional algo de esta envergadura va a ser difícil. Tiene la aprobación de todo el pueblo de México, pero tiene los intereses del sindicato enfrentados. Quizás no sean mayoría en el congreso —los del SNTE y demás— pero sí tienen el poder de convocatoria para hacer que las cosas se detengan si así lo determinan, a nivel nacional. Esto no es cualquier cosa: es un asunto muy serio. Esperemos que ya hayan hecho algún arreglo que impida las formaciones agresivas que podrían darse llegado el momento. ¿Estuvo la maestra Gordillo en el discurso inaugural?

Peña Nieto empezó su discurso diciendo que es absolutamente necesario cumplir la ley. En consecuencia, no pudo decir, de Calderón, sino que tuvo el mérito de haber cumplido la ley. De paso mencionó que algunas estrategias cambiarían, pero en todo momento afirmó que no se daría un paso atrás en cuanto al combate a quienes estén fuera de la ley.

En su discurso fue contundente en cuanto al agradecimiento al profesionalismo de las fuerzas armadas. En Campo Marte se mencionó en forma especial, el hecho de que Ejército y Armada deben estar, en todo momento, concentrados en actuar con estricto respeto a los derechos humanos. La izquierda, por otra parte, como lo pudimos ver en el congreso, continuó insistiendo en convertir el cumplimiento de la ley —que dio Calderón— con “asesinato”. Fue muy interesante escuchar, a favor de Calderón, los conceptos vertidos por el representante del Verde Ecologista; quizás esto fue también como resultado de que Calderón demostró, en todas sus políticas, ser impecablemente cuidadoso en todo lo relacionado con el respeto al medio ambiente.

Democracia y resultados electorales.- #YoSoy132 está enojado, molesto, como muchos estamos, porque los resultados de la elección del 1 de julio de 2012 no fueron los que habríamos querido. La realidad, sin embargo, es que las cosas no habrían podido seguir como estaban: México necesita que las cosas funcionen, y el juego PRI —“No te apruebo para que no parezca que sabes hacer bien las cosas, aunque se perjudique México”— ya no podía seguir.

Las cosas, como están hoy, podrán funcionar mejor a favor de México. Esperemos que a lo largo de la historia, las generaciones futuras entiendan cuál grupo político fue el culpable de que la economía solo se solidificara, pero no se diera el crecimiento que pudo haberse dado con una reforma energética adecuada, una reforma educativa como la que se hará, una reforma laboral como la que está en proceso de perfeccionamiento, y una reforma hacendaria que, por delicada, no se puede mencionar (aún) “así, nada más”. Todas estas reformas se van a dar, porque los votos del PAN en el congreso no estarán en contra de México —como estuvieron los del PRI y el PRD— sino que apoyarán las propuestas que sean necesarias.

Con el PRI, a nivel nacional —lo mismo sucede en Yucatán— solo se puede jugar al mayoriteo. Es decir, las cosas solo pueden suceder cuando el PRI es el que se llevará el mérito. Y el PRI tiene cuadros políticos por todos lados. Por lo tanto, en México, la democracia, no cuenta con todos los partidos políticos de tendencias a favor de México, sino solo a favor de los intereses de sus propios grupos políticos. La irresponsabilidad que tuvo el PRI al no cooperar con los gobiernos panistas de 2000 a 2012, es grave, muy grave. Ojalá que no se desmemoricen los parlanchines de los micrófonos, tanto de solo voz, como de voz y video. Ellos son los que contribuyeron, en gran medida, a formar la visión mental del mexicano durante los 12 años que culminaron con la masacre electoral del 1 de julio de 2012.

Pero los resultados electorales, aunque no nos guste el proceso mediante el cual se dieron, fueron técnicamente válidos, numéricamente sostenidos. La ética social ciudadana —si es que la tenemos— nos obliga a respetarlos, por más indeseables que nos parezcan.

Sí, urge que el mercado interno crezca.- Para ello, urge que la producción crezca. Solo cuando la producción de bienes y servicios crece, pueden meterse más personas a la economía —y, consecuentemente, ponerse más billetes en circulación. Esto es lo que hace que la pobreza disminuya, y no solo la repartición o distribución equitativa —que es lo que muchas veces pide la izquierda.

En otras palabras, la pobreza solo disminuye cuando aumenta la riqueza. Y la riqueza no es sino el aumento de la producción de bienes y servicios. Puede ser retórica política o puede encontrarse sustentado en datos duros, pero lo que dijo Peña Nieto con respecto a dirigir el dinero público a inversión productiva en mayor proporción que a gasto corriente, es altamente deseable. ¿Por qué no fue así antes, durante los 12 años del panismo? Habría que analizarlo con cuidado. Si las palabras de Peña Nieto son huecas, estamos de todas maneras ante un grave problema, muy lejos de ser resuelto. Por otra parte, si es correcta la apreciación —de que es posible darle un cambiazo a los objetivos del dinero público— entonces, ¡fabuloso! Significa que estamos en la antesala de un momento de crecimiento interno sin inflación, o sea, totalmente sustentable. Y eso sería gran motivo de regocijo. La cuestión es: ¿realmente es así?

Por allí leí que esto de hacer crecer el mercado interno en vez de buscar mercados en el exterior es un cambio radical con respecto a los lineamientos anteriores. ¿Qué? ¡Totalmente falso! El problema de hacer crecer el mercado interno es que el consumidor interno no existe aún; por lo tanto, lo que se busca es aumentar los bienes de consumo —y los servicios— por medio del intercambio con el extranjero. Nosotros, los mexicanos, nos hemos convertido en un país exportador e importador. Estamos inmersos en el devenir del mundo moderno como jamás antes estuvimos. Es lo que se logró con el TLC. Muchos trabajos o empleos existen hoy solo porque el TLC existe, y si esto aún no lo hemos captado, pues estamos mal.

Por otra parte, la exportación deja un gran remanente de utilidad, un superávit. Este remanente, es el que se convierte en servicios (comercio) que crea fuentes de trabajo internas. Por otra parte, cualquier producto que se genera dentro de México, tiene una demanda “natural” —con un precio ídem— en el extranjero. Entonces, ¿qué se hace? ¿se prohíbe la exportación? Es ilógico, ¿verdad? No: permites la exportación, para que se venda al mejor precio posible. Entonces te queda, siempre, un superávit en la balanza comercial, que es el que te sirve para importar a México lo que, a su vez, te permite aumentar el número de billetes que pueden circular y la cantidad de gente que puede entrar al mercado de consumo que eleva la calidad de vida.

Ese círculo es lo que se llama crecimiento. Por desgracia, o por fortuna, es un círculo que se facilita cuando el mercado es el mundo entero, en vez de ser solo tu ciudad o región. En todo momento se está dando un movimiento horizontal: los que estaban como obreros en la producción industrial, pasan a servicios en el comercio y entran nuevos obreros (crecimiento) de entre los antes desempleados. Obvio, habrá más apertura de centros de producción en la medida en que las condiciones legales para la contratación, sean más atractivas en comparación con los otros lugares del mundo en los que se podrían crear centros productivos industriales.

El discurso del no importan los números.- No fue un discurso, sino varios: “No nos importan los números o las estadísticas, sino que las personas tengan más recursos y eleven su nivel de vida.” Y, ¿de dónde? Esos discursos son lo más demagógico que se puede producir. De hecho, son tan demagógicos, tan falsos, tan engañosos, que merecen carcajadas —en el mejor de los casos— o bofetadas a quienes los pronuncian.

¿Cómo puede aumentar el poder de compra de una persona si no ha aumentado aún la producción de bienes y servicios en la sociedad? Lo que las estadísticas o números reflejarán, es, precisamente, ese aumento de bienes y servicios en la sociedad, que se traducirá, en forma inmediata, en algunos nuevos individuos y familias entrando al siguiente nivel de participación de los bienes producidos.

Los regímenes panistas desde 2000 hasta 2012 mantuvieron políticas y disciplinas administrativas que hicieron posibles déficit-s fiscales bajos o nulos, o incluso, superávits. Invariablemente los gobiernos priistas —léase, Coahuila, Veracruz, Estado de México, Yucatán— dejaron grandes boquetes deficitarios que Peña Nieto ahora mencionó como un “peligro” que debe ser combatido con una legislación que impida que tales “desórdenes” se vuelvan a dar.

En su primer mes de recuperación, el panismo que gobierna la ciudad de Mérida, logró un superávit presupuestal de $40 millones. Por desgracia, todos esos superávits solo servirán para liquidar la deuda que le dejó la administración municipal de Angélica Araujo Lara —ahora senadora, por accidentes políticos— que, desde luego, tienen que ser pagados.

La realidad Vs. la ficción mediática.- Lo que aquí he expresado se encuentra sólidamente unido a lo que se desprende de los números y estadísticas reales, corroborados por organismos internacionales.

La realidad hoy nos indica que lo más importante es que México crezca; y eso significa que más mexicanos entren a las filas de un mejor nivel de vida, de mayor certeza existencial. Esta es, ya lo sabemos, imposible dentro de la cultura universal cruel —esta es opinión personal de quien esto escribe, obviamente— que hemos desarrollado los humanos desde hace diez mil años —a partir del surgimiento de la agricultura.

Esa cultura cruel ha deformado la calidad de relaciones entre los individuos, entre los sexos, entre los grupos humanos, con el medio ambiente: en resumen, es una cultura cruel responsable, por un lado, del éxito de la especie en llegar a ser 7.4 mil millones de especímenes vivos al mismo tiempo, pero, por otro lado, también es la causante de la incertidumbre existencial generalizada en la vida que llamamos “moderna”.

El tema, delicado y serio, puede vislumbrarse desde el punto de vista de las relaciones entre individuos, en la novela Diez mil años de crueldad, de la autoría de quien esto escribe.

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