La pesadilla Trump (2-…)

Hay una nota positiva, hoy, día 25 de enero. Por lo menos para México.

“Yo quiero un México fuerte económicamente; es un pueblo maravilloso…”

Eso dijo el Sr. Trump.

No le gusta a quien esto escribe andar buscando las palabras exactas, pero sí se precia de recordar las palabras que darían una idea casi exacta de lo que dijo alguien. Y eso es lo que siento que significa lo que declaró el Sr. Trump.

También supimos hoy que algo va a suceder con una decisión —un arbitraje— dictaminado de tal manera que Trump, en un pleito contra el empresario Rodolfo Rosas Moya, recibió las de ganar, pero que las cosas no se revirtieron para que así sucede.

Trump está convencido de que merece 26 terrenos ubicados en Playa del Carmen, Q.Roo. Rosas Moya dice que 3 años después de que todo lo que por celebrarse el concurso Miss Universo en Cancún se le pagó a Trump o la empresa del dichoso concurso, Trump decidió, de todas maneras, proceder para ver si se quedaba con los 26 terrenos.

El asunto está complicado. Rosas Moya dice que Trump o la empresa recibió la paga que se le debió haber dado. Pero Trump pide que, legalmente, se le deben entregar esos 26 terrenos, de los cuales solo unos cuantos ya han sido vendidos.

Ese fue el pleito que enfureción a Trump; eso fue, al parecer, lo que le dio un gran enojo contra los mexicanos. Quizás solo la gota que derramó el jarro de la furia. A lo largo de su vida, Trump parece haber vivido varias experiencias parecidas. 26 terrenos por un dinero de un concurso en caso de que no se pagara. Pero, ¡se pagó! Es decir, el uso del nombre “Miss Universo” tenía un costo, y el costó ¡se pagó! Entonces, ¿por qué Trump cree que merece los 26 terrenos?

O que diga la verdad quien la esté guardando. No estamos para este tipo de cosas a estas alturas. ¿Quién fue más presa de engaño, Trump por el empresario Rosas Moya, o este por los políticos de Quintana Roo? Realmente, vale la pena que el resto de los mexicanos conozca lo que causó la furia del que hizo todo lo posible para que ya no se invierta en este país. Evitó ya que la Ford ponga 1.6 mil millones de dólares, la Carrier se fue e intentó convencer a la BMW en Alemania de no venir a México.

Además va a invertir en un súper muro para evitar que la gente cruce en forma ilegal en cualquier parte de las 3.5 km de frontera entre México y EEUU, pero, nada más y nada menos que ¡buscando que sea México la parte que pague por el muro! ¿No son los EEUU los interesados en que no llegue a ese país la droga y los buscadores de empleo? Claro, los mexicanos estamos muy interesados en que dejen de entrar armas a través de esa frontera; armas que acaban matando a mexicanos inocentes en rencillas callejeras entre grupos gangsteriles movidos por defender el negocio que los EEUU han generado al demandar las sustancias prohibidas —siempre y cuando no sean los de allí los que las produzcan.

¿De dónde tendría que pagar el muro la nación mexicana? Es parte de la imperdonable demagogia del Sr. Trump.

Pero no se nos olvide que hoy dijo —ahora sí, yo cito exactamente las palabras del medio en que lo he leído— esto:

Queremos un México sólido y estable. Entendemos que una economía fuerte y saludable en México es muy buena para los Estados Unidos… Queremos que eso pase trabajando juntos en un comercio positivo, fronteras seguras y cooperación económica.

Donald Trump

La presión de la gente a su alrededor llegó al máximo, además de que Videgaray declaró esta mañana que si las condiciones del TLC no le son favorables a México, se abandona el tratado… ¡Uy, qué miedo! Pero coincidentemente, hoy dijo la primera secuencia de palabras positivas coherentes, lógicas y creíbles acerca de la relación con México.

Cada día, entre México y Estados Unidos —a través de aire, mar y tierra— hay un intercambio comercial con valor de USD$1.4 mil millones; sí, diariamente, cada ciclo de 24 horas. Se dice que lo que México consume de producto americano hace posible la existencia de 14 millones de empleos. De este lado de la frontera, algo similar debe suceder. Sí, es cierto, ellos nos compran a nosotros bastante más que nosotros a ellos. Pero, a fin de cuentas, el negocio es bueno para ambos.

¿Por qué dañar una relación que genera beneficios para los ciudadanos de ambos países?

También declaró Trump que las relaciones entre México y Estados Unidos, con él, iban a ser las mejores que jamás se dieron en la historia.

No hay duda, antes de que aquí cruce la línea del tiempo del 25 al 26 de enero de 2017, lanzo yo estos pensamientos, más que nada para ver, posteriormente, qué pude vislumbrar del futuro.

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